Porque en el fondo lo es. El café americano es un café espresso al que se le añade agua caliente. Para encontrar su origen tenemos que remontarnos a la Segunda Guerra Mundial. La historia, con carácter de leyenda porque no está confirmada, sugiere que los militares norteamericanos que se encontraban en Italia durante la guerra, vertían agua en su café espresso para obtener una bebida más parecida a la que estaban acostumbrados a tomar en su país. Más ligera y con menos cuerpo que el café solo.
¿Cómo se prepara?
Se sirve el café solo hasta la mitad de una taza grande. A continuación, se termina de rellenar la taza añadiendo agua caliente. En general, las proporciones son mitad y mitad, pero se puede variar en función del gusto. El agua caliente se puede servir directamente desde la cafetera, o desde un hervidor de agua.
Y el Long Black, ¿no es lo mismo?
Parecido pero no igual. Invirtiendo el orden de los factores, sí se altera el producto. Para evitar que se rompa la crema del espresso, primero se vierte el agua caliente en la taza y seguidamente se prepara el espresso sobre la misma taza.
Las diferencias entre café americano y Long Black podrían parecernos sutiles, ya que se utilizan agua y café espresso en los dos casos, pero el resultado no es el mismo.
En España, el café americano no es muy bien recibido, nos parece aguado y casi lo podríamos considerar un sacrilegio hacia el espresso. Acostumbrados a nuestra taza de café que por lo general tiene más cuerpo, pensar en echarle agua caliente al café, no lo vemos como una opción. Pero como dice un famoso refrán, «para gustos, los colores».
*Foto 1: vanhoutte.com
** Foto 2: cupandbrew.com