Colombia pasa por ser una de las zonas de producción de café más valoradas, que incluso llegó a ser la tercera productora mundial, si bien actualmente ocupa la séptima posición, debido a varias razones.
Al auge de otras zonas, al abandono de algunos cultivos y, como última causa, la amenaza de la araña roja sobre la producción cafetera de Colombia.
Su nombre científico es Tetranychus urticae, y el nombre de araña roja lo recibe por la coloración que adquiere durante el invierno. Se trata de una araña muy pequeña, de medio milímetro, pero capaz de afectar seriamente a aquella planta que ataque –y el cafeto está entre se sus favoritas–, ya que suele hacerlo en forma de plaga, con cientos o miles de ejemplares por planta.
Se alimenta normalmente de las hojas, en su cara visible, afectando seriamente a la fotosíntesis de la planta no solo debido a su acción devoradora, sino también a que teje una telaraña para protegerse de sus enemigos, que también interfiere en la captación de la luz solar.
En casos extremos, puede llegar a producir una gran defoliación, afectando seriamente no solo a la cosecha actual –que se acerca ahora en Colombia– sino también a la próxima, debido a que también puede suponer un problema para la florescencia, o incluso llegar a acabar con la planta por completo.
La causa de esta plaga hay que buscarla principalmente en las condiciones climáticas. Las altas temperaturas de los últimos meses y, principalmente, la escasez de lluvias –uno de los principales enemigos de la araña– son los que han propiciado una rápida propagación de este minúsculo pero devorador insecto.
Los daños que puede llegar a producir en las plantaciones son incalculables, ya que la plaga se acaba de declarar, pudiendo llegar a extenderse por una región completa en cuestión de semanas si no se actúa pronto y con certeza. Tal vez no afecte tanto a la producción de este año, con los frutos ya bastante maduros, pero puede condicionar mucho la del año próximo.
De momento, se ha desaconsejado a los cafeteros la utilización indiscriminada de agroquímicos, ya que puede producir paloteo (muerte regresiva) de la planta, y que lo mejor es tratar solamente las zonas de la plantación afectada, sin dejar de plantearse la posibilidad de realizar un control biológico de la plaga.
Así pues, la salvación de la cosecha, amenazada por la araña roja, puede depender de un ácaro fitoseido (Phytoseiulus persimilis) o también del Amblyseius californicus, ambos depredadores naturales de la temida Tetranychus urticae, y que incluso pueden permanecer tiempo en los cultivos, protegiéndolos, gracias a que se alimentan también del polen de otras plantas.
Esperemos que se consiga controlar esta plaga, porque sería una pena que una de las zonas con más peso histórico en la producción de café viera tan afectada su aportación, amén del grave problema económico y social que supone para la región.